sábado, 29 de noviembre de 2008

jueves, 13 de noviembre de 2008

Andrés, que trabajó en la SEAT

Cuando por las mañanas voy a tomar café al bar que está al lado de la oficina, suelo coincidir con Andrés.
Andrés es un hombre ya mayor, que trabajó toda su vida en la SEAT. Allí sé "jugo el bigote" en los años setenta por la libertad sindical pero, según sus propias palabras, fue lo bastante tonto como para no acceder nunca a ningún cargo sindical. Así que terminó pre jubilado a los cincuenta y ocho años gracias a una de esas operaciones de "pre jubilo a veinte y sub contrato a dos" que tanto gustan a las empresas (sobre todo porque pasan el coste del despido a las arcas del estado).
Andrés tiene la manía de comentar en voz alta las noticias del canal de informativos que, por alguna oscura razón, está permanentemente sintonizado en el televisor. Acostumbra a hacer comentarios cortos pero concentrados, concertados de mala leche y rabia. Y es que sinceramente, últimamente las noticias que se oyen no son para dar saltos de alegría.
Ayer, cuando en las noticias se recreaban con los incidentes causados por los trabajadores de Nissan, Andrés dijo algo interesante "... ha tenido que venir una crisis del carajo para que estos trabajadores vuelvan a descubrir que no han dejado nunca de ser unos obreros, por mucho piso y coche caro que tengan. Ahora lo entienden, ahora ".
Y es que él, que se crió laboralmente entre huelgas, sindicatos clandestinos y alguna que otra ostia de los "Sociales", no acaba de entender que los trabajadores hayan perdido los que en su día se llamó conciencia de clase.
Bueno en realidad si que lo entiende, y eso le cabrea aun más. Según él, el sistema fue más listo que las organizaciones obreras. "El sistema ha incorporado a los sindicatos a su estructura"- me dice -" y a base de subvenciones y cargos liberados los ha convertido en una gestoría donde tramitar ERE's".
Yo, un poco reacio a discutir con él, le contesté que eso no es cierto. Que conozco personalmente a gente que dedica su tiempo a hacer de enlace sindical y que algún palo laboral se ha llevado.
Me mira y dice que ".. Claro, algún tonto como yo aun debe quedar. Pero los de arriba no dejan de ser funcionarios. Y ya sabemos quien es el patrón de los funcionarios".
Con todo, Andrés culpa a los propios trabajadores de la situación. Piensa que en estos últimos veinte años los trabajadores, y me incluyo en el grupo, nos hemos dormido en los laureles y nos hemos dejado convencer de que ese rollo de obreros y patronos ya no existe. Según el, nos han convencido de que podemos vivir de manera cómoda y fácil a cambio alguna que otra concesión por nuestra parte (que si unas horillas extras, que si mirar hacia otro lado cuando se putea a un compañero, etc) concesiones que poco a poco han convertido a los trabajadores en un grupo donde prima el interés individual y con una nula capacidad de actuación colectiva. "¿Quien coño va a ir a una huelga con las letras del coche y la hipoteca? Han conseguido que los trabajadores se endeuden para poderlos controlar sin demasiados problemas. Habéis creído que erais ricos y en realidad sois esclavos". Ya no hay nadie dispuesto a jugarse nada por el de al lado, a no ser claro, que los dos compartan el mismo problema. ¿Pero por simple solidaridad?, según Andrés ni en broma.
Y sigue con su discurso "... ahora, cuando la barraca se está derrumbando, los trabajadores verán que en realidad nada ha cambiado. El patrón sigue siendo el patrón, y cuando los obreros sobran... a la calle y sin remordimientos. Y a ver quien se solidariza ahora con ellos. La gente está tan pendiente de lo suyo que le importa una higa los problemas de los demás. Al fin y al cabo es lo que les han enseñado durante estos últimos veinticinco años". Y para rematar me suelta "... fíjate, no hay nada más tonto que un obrero votando a la derecha. Pues en este país esta lleno. Hasta que todos los currantes no entendáis que sois eso, simples trabajadores, no señoritos, y empecéis a actuar como tales, esto no cambiará".
Acto seguido me ha soltado un "... hasta mañana" y se ha marchado a casa. Antes de marcharme del bar para volver a la oficina le he dicho a Jordi, el camarero, que me cobre los cortados de Andrés por los tres días que queda de semana. Creo que una vida dedicada a la lucha sindical a cambio de nada y la lección que me ha dado hoy se merecen, como mínimo, este detalle.

De aquí




jueves, 6 de noviembre de 2008

lunes, 3 de noviembre de 2008

A que acojona?